Aránzazu Guerola, miembro del Senado del Museo de la Imprenta, nos cuenta los detalles más importantes de otro de los facsímiles que se exponen en el Museo de la Imprenta de El Puig, el Vita Divae Catherinae de Senis impreso por Cristofol Cofmann en Valencia en 1499.

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Un facsímil de una edición muy rara

El facsímil del Vita Divae Catherinae de Senis, impreso por Cristofol Cofmann en Valencia en 1499, es muy peculiar; ya que se trata de la recreación exacta de toda una rareza.

El Vita Divae Catherinae de Senis fue impreso por Cristofol Cofman, en Valencia, el 11 de mayo de 1499.

En 1903, el experto historiador, Konrad Haebler afirmaba al respecto: “Este libro ha dado origen a tantos errores bibliográficos, que es difícil creerlo verdadero. Se ha dicho impreso en 1498, en 1494 y el 1489, pero por un escrutinio escrupuloso de los ejemplares existentes y de las varias descripciones que de ellos han publicado eruditos y bibliófilos resulta que no hubo más que una sola edición de este libro, y ésta se hizo en 1499”.

El ejemplar que se expone en el Museo de la Imprenta es una reproducción del ejemplar conservado en la Biblioteca Histórica de la Universitat de València y fue editado en 1999 en Valencia por Vicent&García Editores.

La tirada fue de 3.000 ejemplares numerados y firmados por notario público. Encuadernado en pergamino sobre tabla, impreso en papel verjurado. Aquí podéis echar un vistazo a esta joya bibliográfica.

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Vida de una santa pacifista

El original de Vita Diuae Catherinae de Senis (La vida de Sancta Catherina de Sena) se puede consultar en la biblioteca digital Somni de la Universitat de València.

El libro narra la visa de Catalina Benincasa, conocida como santa Catalina de Siena, reconocida como patrona de Europa e Italia y doctora de la Iglesia por la Santa Sede.

Tras ingresar con 18 años en un convento, sus hagiógrafos sostienen que en 1370 recibió una serie de visiones, después de las cuales escuchó una voz que le mandaba a salir de su retiro y entrar a la vida pública.

Catalina escribió cartas a hombres y mujeres de todas las condiciones, manteniendo correspondencia con las principales autoridades de los actuales territorios de Italia, rogando por la paz entre las repúblicas de Italia y el regreso del papa a Roma desde Aviñón.

En 1376 Catalina fue enviada a Aviñón como embajadora de la República de Florencia, con el fin de lograr la paz de dicha república con los Estados Pontificios y el papa mismo.​ La impresión que causó Catalina en el papa significó el retorno de este a Roma el 17 de enero de 1377.

Santa Catalina murió el 29 de abril de 1380, a la edad de treinta y tres años y fue sepultada en la Iglesia de Santa María sopra Minerva en Roma.

Aquí podéis consultar el original de Vita Diuae Catherinae de Senis.

Muchas gracias a Aránzazu Guerola por acercarnos la historia de los incunables y sus facsímiles expuestos en el Museo de la Imprenta.

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