Tras Will Eisner y Hergé, continuamos nuestro repaso por las grandes figuras de la historia del cómic con Art Spiegelman, creador de Maus y uno de los autores más influyentes del mundo de la historieta.

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Art Spiegelman, un creador underground en las alturas

Art Spiegelman es mundialmente conocido por su novela gráfica Maus, la primera historieta galardonada con un premio Pulitzer.

Spiegelman nació en Suecia de una familia de inmigrantes judíos polacos, supervivientes del campo de concentración de Auschwitz. En 1951, llegaron a Estados Unidos y fijaron su residencia en Nueva York, junto a los pocos miembros de su familia que aún vivían tras el Holocausto.

Ya de muy pequeño, con 11 años, comenzó a hacer dibujos imitando el estilo de sus cómics favoritos, como Mad. De adolescente, comenzó a colaborar en fanzines como Smudge y Skip Williamson’s Squire. En el instituto creó su propio fanzine, Blasé, inspirado en Mad.

Aunque resulte increíble, el joven Spiegelman ya vendía su obra e incluso recibió ofertas para sindicarse y realizar tiras cómicas con contrato.

Sin embargo, decidió continuar con su formación en la High School of Art and Design, donde se graduó en 1965.

Aunque inmediatamente consiguió vender sus tiras, los padres de Spiegelman querían  que buscara la seguridad económica y lo animaron a estudiar Odontología. Sin embargo, Art se decantó por estudiar Arte y Filosofía en el Harpur College, donde colaboró como caricaturista en el periódico universitario y editó una revista de humor.

Mientras estudiaba, también trabajaba como dibujante en la empresa de golosinas Topps Chewing Gum Company, una relación comercial que le proporcionó ingresos durante más de dos décadas.

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Su trabajo como consultor creativo en Topps le dio la ansiada seguridad económica que deseaban sus padres. Allí creaba cromos y otros productos relacionados con las golosinas que comercializaba la empresa, como los míticos Garbage Pail Kids.

Durante esos años, Spiegelman comenzó a vender cómics autoeditados y publicó dibujos en varios fanzines underground de la época, como East Village Other.

En 1971, Spiegelman se mudó a San Francisco y pasó a formar parte del movimiento de cómic underground contracultural que se estaba desarrollando en esos momentos en la ciudad californiana.

Allí creo varios cómics de espíritu transgresor y su trabajo apareció en revistas como Gothic Blimp Works, Bijou Funnies, Young Lust, Real Pulp o Bizarre Sex.

En 1972, le encargaron una tira de tres páginas para el primer número de Funny Aminals (sic). Spiegelman quería tratar el tema del racismo y consideró una historia con afroamericanos como ratones y gatos en el papel del Ku Klux Klan.

Sin embargo, pronto cambió de idea y decidió contar la historia que mejor conocía, la de su familia. Así nació la tira Maus, en la que se describía a los judíos como ratones perseguidos por “die Katzen”, que eran nazis retratados como gatos.

Con esta historia, su historia, Spiegelman sintió que había encontrado su voz como artista.

Durante la primera década de los 70, Spiegelman continuó publicando obras underground, con temas considerados escabrosos o, directamente, pornográficos.

Además, editó junto a Bill Griffith la revista Arcade, en la que se combinaban los dibujos de Robert Crumb con textos de William S. Burroughs y Charles Bukowski. El objetivo era mostrar cómo los cómics se relacionan con otras manifestaciones culturales.

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Portadas de la revista Raw.

Raw y la novela gráfica Maus

A finales de los 70, Spiegelman conoció a la que sería su pareja, la editora y diseñadora Françoise Mouly.

La última obra de Spiegelman había sido un fracaso, tras una mala experiencia con la imprenta – que hizo que el 30% de la tirada quedara inservible- y una pésima política de distribución y ventas.

Como reacción, Françoise Mouly convenció a Spiegelman para lanzar una nueva revista que editarían ellos mismos. Compró una imprenta offset que instaló en su casa y fue la encargada de imprimir y editar la revista, a la que llamaron Raw.

Con Mouly como editora, Spiegelman lanzó Raw en 1980. Si bien incluía el trabajo de caricaturistas underground tan reconocidos como Crumb o Griffith, Raw se centró en publicar artistas que eran prácticamente desconocidos, caricaturistas de vanguardia como Charles Burns, Lynda Barry, Chris Ware, Ben Katchor y Gary Panter. También presentó al público de habla inglesa las traducciones de obras extranjeras de José Muñoz, Chéri Samba, Joost Swarte, Yoshiharu Tsuge y Jacques Tardi; entre otros.

Spiegelman comenzó a trabajar en la creación de una obra del tamaño de un libro, basada en los recuerdos de su padre sobre el Holocausto. Para ello, Spiegelman comenzó a entrevistar a su padre y realizó una visita de investigación al campo de concentración de Auschwitz, donde su familia había sido encarcelada por los nazis.

El primer capítulo de Maus apareció como un inserto en Raw, pero no fue hasta 1986, después de la publicación de una entusiasta crítica en The New York Times, cuando la editorial Pantheon accedió a publicar una colección de los primeros seis capítulos.

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Portada del primer volumen de Maus, 1986 Pantheon Books.

Maus fue un éxito inmediato que encontró una gran número de lectores, en parte porque se vendió en librerías en lugar de en tiendas de cómics o quioscos, que en los años 80 eran los puntos de venta habituales para las historietas.

Con el éxito de Maus y su madurez como artista, Spiegelman comenzó a enseñar en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York en 1978 y continuó, hasta 1987, dando clase junto a sus héroes Harvey Kurtzman y Will Eisner.

En 1991 se publicó el tomo completo de Maus: una historia posmoderna que muestra a los alemanes como gatos, a los judíos como ratones y a los polacos como cerdos.

Tras su publicación, Maus ganó multitud de premios, incluido un premio Pulitzer especial. Con Maus, el cómic comenzó a considerarse un medio que podía formar parte de la “alta cultura” y no ser solo un producto de entretenimiento de masas.

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Viñeta de Maus, vía The Center for Cartoon Studies.

La vida después de Maus

En 1992, Spiegelman fue contratado como artista colaborador para The New Yorker, donde publicó durante 10 años. Además, trabajó como editor de cómics de New York Press y de la revista Details.

Durante la década de los 90, la influencia de Spiegelman en los círculos de caricaturistas de Nueva York no dejó de crecer.

En 1997, Spiegelman publicó su primer libro para niños, Ábreme… Soy un perro, con un narrador que trata de convencer a sus lectores de que es un perro a través de ventanas emergentes y una correa atada. De 2000 a 2003, Spiegelman y Mouly editaron tres números de la antología de cómics para niños Little Lit, con contribuciones de ex colaboradores de Raw y autores e ilustradores de libros para niños.

Tras el 11S, no renovó su contrato con el New Yorker. Spiegelman dijo que su separación de la revista era parte de su decepción general con «el conformismo generalizado de los medios de comunicación en la era de Bush» y porque la revista no quería embarcarse en su nuevo proyecto, un trabajo serializado.

Spiegelman continuó publicando en otros medios, como el alemán Die Zeit o Harper’s Magazine.

Además, autoeditó, junto a Mouly, una serie de historietas para niños para promover su alfabetización. La serie Toon Books, con historias de artistas como Spiegelman, Renée French y Rutu Modan; muy reconocida por su valor educativo.

En 2015, Spiegelman volvió a hacer gala de su compromiso con la libertad de expresión. Tras la renuncia de seis escritores a formar parte de un acto en el PEN American Center por el «premio al valor de la libertad de expresión» otorgado al periódico Charlie Hebdo tras el tiroteo en su sede, Spiegelman acordó ser uno de los anfitriones de reemplazo, junto con otros nombres en cómics como el escritor Neil Gaiman.

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Un escritor que dibuja

Art Spiegelman ha declarado en repetidas ocasiones que no se ve a sí mismo como un artista visual, sino más bien como escritor. Somete sus diálogos e imágenes a una revisión constante, de hecho, reelaboró algunos de los bocadillos de diálogo en Maus hasta cuarenta veces.

Pese a su autocrítica feroz, Art Spiegelman está considerado uno de los autores de cómics más importantes de la historia. Su trabajo con Maus y la repercusión de la obra, derribando los muros y los prejuicios artísticos y culturales, le sitúan en el Olimpo de los creadores.

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