Cómo se nota cuando los contenidos de un libro están bien pensados, bien editados y bien impresos… 😉 En La Imprenta CG hemos tenido el placer de imprimir esta delicia de fotolibro que recoge las fotografías de Rodrigo Roher sobre uno de las islas más mágicas, enigmáticas y singulares del paisaje mediterráneo: L’Illa de Benidorm.
Se trata de un fotolibro de Rodrigo Roher desarrollado por el equipo de Tapas Duras, un trío de diseñadoras y fotógrafas (Ana, Blanca y Laura) volcadas desde hace un tiempo en la edición y diseño de proyectos editoriales relacionados con la fotografía. En este caso han sabido sacarle el máximo partido a este proyecto que trata de poner en valor el islote que se puede observar desde la playa de Benidorm y que ha dado pie a numerosas leyendas de carácter épico y amoroso.
Rodrigo Roher, un fotógrafo afincado en Madrid, acudió a Tapas Duras para dar forma a un proyecto que llevaba gestando dos años. Y para él crearon un fotolibro cuya peculiaridad a nivel formal la capacidad que presenta de poderse leer en los dos sentidos, empezando por delante o por detrás. Por ello es un fotolibro con doble portada, en el que no hay principio ni fin.
L’illa, un fotolibro de Rodrigo Roher sin principio ni fin editado y diseñado por Tapas Duras.
El texto poético de Borja Ormazábal se imprimió en una sobrecubierta translúcida, de forma que el pequeño islote se adivina debajo, como una sombra llena de misterio.
Las imágenes del libro discurren una y otra vez como la luz del día, amaneceres y atardeceres sobre L´Illa de Benidorm. 105 fotografías que reflejan la fascinación por esta isla
La fascinación por un islote y sus leyendas
El propio fotógrafo Rodrigo Roher explica en este precioso texto la fascinación que siente por este misterioso lugar:
De entre todas estas leyendas, destaca la del héroe francés Roldán, comandante de Carlomagno. Cuenta la leyenda que, combatiendo con un jefe moro, ensimismados ambos en la batalla, acabaron frente a frente en la cima de esta montaña. Roldán levantó su espada Durandarte para, descargando toda su furia, darle al infiel el golpe final. Este logró esquivarlo y fue tal la fuerza con la que Roldán golpeó, que cortó un gran trozo de roca que cayó rodando hasta el mar.
Otra versión con el mismo protagonista, relata que Roldán descargó sobre la montaña su espada para alargar el día al caer enamorado de una hermosa doncella moribunda. Le aseguraron a Roldán que su amada moriría con el último rayo de sol. Inmerso en un profundo dolor, trató de impedir que los rayos de luz cesaran, haciendo un inmenso tajo a la montaña para permitir pasar la luz del sol.
Por todo ello, los marineros conocen la isla como la cuchillada de Roldán. Recibe otros nombres: la isla de los periodistas, la isla de los pavos reales o la isla de Benidorm. Yo me quedo con el nombre que le dan los lugareños: L’Illa, a secas.
En muchas de las siguientes imágenes, L’Illa ejerce un protagonismo casi insultante. En otras, sin embargo, se muestra condescendiente, cediendo su papel protagonista y pasando a ser mera espectadora de una ciudad que la observa y que la admira.» Rodrigo Roher, fotógrafo
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