Portada del Fotolibro La isla resiliente

Os presentamos el fotolibro La Isla resiliente, del fotógrafo documental gallego Delmi Álvarez que hemos tenido el gusto de imprimir en nuestros talleres.

La carrera fotográfica de Delmi Álvarez se remonta a 1983, cuando se inició como redactor y fotoperiodista en los diarios La Región, A Nosa Terra y El País. Desde entonces, ha documentado cientos de acontecimientos en todo el mundo, con una especial atención a los conflictos sociales, las guerras y los movimientos migratorios. Sus poderosas imágenes en blanco y negro han sido publicadas en numerosas revistas y periódicos de todo el mundo, y contribuyen a entender mejor el comportamiento humano y su evolución, siempre desde el prisma de la antropología. La isla resiliente es su último libro aborda las secuelas económicas, sociales y humanas sufridas en la Isla de La Palma como consecuencia de la erupción del volcán que destruyó miles de casas, empleos, familias y tierras agrícolas. Se trata de un fotolibro impreso en blanco y negro y en formato A5, un tamaño que Delmi Álvarez defiende porque se aleja del esteticismo de los grandes catálogos de fotografía que lucen en las estanterías y que apenas son leídos ni disfrutados.

El libro se puede adquirir en  www.peregrinoteca.com

¿De qué trata La isla resiliente?

La isla resiliente forma parte del proyecto Anthropogenic  que es la acción del ser humano sobre la naturaleza, los cambios que realiza para sobrevivir en su camino hacia el «desarrollo y el progreso». Los asentamientos que crean en las faldas de los volcanes es una tradición que tiene miles de años de historia y que en la actualidad se mantiene. Los volcanes son fuente de energía, generan fertilidad en el suelo con la ceniza y el calor. Sus aguas termales se aprovechan para generar vida.

¿Por qué elegiste el formato A5?

Este es el segundo libro que publico con La Imprenta CG y estoy francamente contento. Un proyecto de largo plazo tipo documental no puede quedarse en una página web, a mis seguidores les gusta tenerlo en papel, oler la tinta…, sentir el tacto de las páginas. Todo ello produce una especie de instante mágico. El primer libro que publiqué llevaba por título Érase una vez en Europa, y tenía también el formato A5. Se trata de un formato cercano al de bolsillo pero con casi 500 páginas, con textos y fotos. Me parece que funciona muy bien y a la gente le gusta este formato. Personalmente huyo de esos grandes libros artísticos, que me parecen excelentes y muy bien impresos, pero en mi experiencia prefiero que mis libros sean didácticos, que se puedan llevar en un bolso o una mochila, que ocupen poco espacio, que sean manejables, de consulta, y que no acaben en un mueble para mostrar a las visitas.

¿Cuál es tu proceso creativo?

Empecé en el mundo de las publicaciones escribiendo en mis libretas de viaje y apareció la fotografía como un complemento para las mismas, y no al revés. Las imágenes pueden hablar por sí solas, pero soy de los que les encanta explicar las cosas, las situaciones, la gente, la cultura, con una visión antropológica próxima al relativismo cultural y muy apartada (antagónica) con respecto al etnocentrismo.

¿Cómo ha sido el proceso de impresión?

¿A quién no le gusta que sus imágenes caigan en las manos de un buen impresor que sepa publicar en blanco y negro, que es mi formato de fotografía? Me cansé de probar con muchas empresas que anuncian una buena impresión pero que venden humo porque al final lo que obtienes es un auténtico desastre. Me pasó con otros libros sobre la emigración a Europa y la empresa a quien se lo encargué lo tuvo que repetir cuatro veces, una pérdida enorme de tiempo y dinero.

El papel interior que hemos usado es un ahuesado de 90 grs, aunque también podríamos haber usado otra calidad, con más gramaje. Pero, como dije antes, no es mi idea. Además, cuanto más peso tenga el papel, más caro será el gasto de envío y en mis libros que llegan hasta las 500 o 700 páginas. Todo ello se traduce en un coste grande para el lector-consumidor, al que le gusta más leer y ver, o por lo menos eso es lo que mis seguidores prefieren. Los libros hay que manosearlos, prestarlos, escribir en ellos, subrayar frases con lápiz, hay que vivirlos en una palabra y no dejarlos en una esquina abandonados. Recuerdo viajar con libros del mismo formato A5 en mis viajes por el mundo, dormían debajo de mi almohada o cerca de mí, los consultaba para inspirarme o encontrar una respuesta a algo que me rondaba por la cabeza y no era capaz de concretar.

¿Por qué una tirada corta de 100 ejemplares?

Siempre lo hago así: 100 ejemplares para coleccionistas, aunque realmente solo se venden 90 y los otros 10 quedan para enviar a algún colegio, facultad o lugar donde le vayan a dar uso. Yo me suelo quedar con uno, que es el que utilizo para ver los errores o subrayar frases que me puedan servir como citas para futuros libros o para mis charlas. El precio de cada libro es casi simbólico, asumo que no voy a recuperar todo lo que he gastado en llegar a acabarlo, pero me siento pleno y feliz si consigo vender los 90 porque entiendo que hay un lector/a fiel a mi trabajo, y eso es una gran recompensa para mí, un estímulo que me ayuda a seguir con otras historias que se puedan contar. La auto publicación, el ser un autor independiente te da la libertad para desarrollar el proyecto sin que te censuren. Alguien pensará: ¿Y qué ganas con esto?, bueno, la respuesta es sencilla, hago lo que puedo, y cuento cosas. De vuelta también le podría preguntar a quién me hace la pregunta: ¿Y tú que haces?.

¿Cómo son tus seminarios y charlas?

Suelo impartir seminarios cortos de fin de semana, en los que explico la producción de cada proyecto, los viajes, las anécdotas, cómo hay que resolver las situaciones y sobre todo mi metodología de trabajo de campo, que es muy meticulosa y estricta. Siempre me ha interesado compartir mi experiencia en educación visual. Sería muy egoísta por mi parte no compartir lo que sabes con otras personas, y además en este mundo donde parece que todo tiene que tener un precio y solo si tienes dinero lo puedes conseguir. Si alguien se inspira en mi trabajo ya soy feliz y me siento muy agradecido.

Háblanos un poco más de La isla resiliente, ¿qué te encontraste en La Palma?

La resiliencia es ese poder o capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas como lo puede ser perder todo por culpa de un volcán. Cientos de casas que quedaron sepultadas por la lava a decenas de metros a las que nunca van a poder regresar, ya es motivo para caer en una depresión tremenda que te destroce la vida. El pueblo palmero es así, son resilientes, muy pacientes, son capaces de levantarse una y otra vez para reconstruir y que la vida continúe su curso. El proyecto nació de mi primer viaje, un encargo editorial, pero al llegar a la isla y ver el panorama entendí que mi visita no se podía quedar en llegar, fotografiar y marchar. Hubo un impulso que me hizo pensar más interiormente de todo lo que estaba escuchando de la gente y fotografiando. Sí, quizá, sea la gente, el ser humano el que me motive para lanzarme a un proyecto que no sé si será editorialmente beneficioso. Quizá la palabra sea empatía por los demás o por una situación en la que deseo contar más allá de lo que veo.

Nadie me paga los viajes, nadie cree en lo que hago, pero tampoco voy suponiendo si esta o aquella foto, o aquel texto le va a gustar a uno o a otro. Sencillamente, lo hago para mí porque lo siento así y luego que juzgue quien quiera, nunca espero por nadie y siempre viajo solo.

¿Por qué la gente vive cerca de los volcanes?

Sencillamente, porque los volcanes son fenómenos naturales que forman parte de nuestra vida, no en igual cantidad que la lluvia, la nieve, el viento o el fuego, pero están ahí desde hace millones de años y a menudo se asoman al mundo para dejarnos lo que tiene guardado en su interior, el magma, las coladas de lava, de basalto, de muchos minerales que son una fertilización para el suelo, como el caso concreto de la ceniza.

Para el ser humano esto supone fuentes de energía y vida que han estado aprovechando desde millones de años y mientras tanto han creado asentamientos que en muchas ocasiones les arrebata lo que anteriormente les dio. La historia del planeta está llena de ejemplos. O sea, no es un capricho, una aventura o algo por el estilo, vivir al lado de un volcán, es una necesidad para la supervivencia de los pueblos. Ese es el caso de La Palma o de otros muchos lugares. Hoy mismo la isla de San Jorge en las Azores está en nivel amarillo por la amenaza de una erupción. Una parte de la isla ya ha huido a otras islas porque saben que es así, lo han heredado de sus antepasados que ya pasaron por esa misma situación.

Demi Alvarez, autor del libro La isla resiliente sosteniendo un ejemplar

Si queréis seguir a Delmi Álvarez y conocer mejor sus proyectos, podéis consultar su web: www.delmialvarez.com, o seguirle en Twitter / Instagram / Facebook